Nueva York, sede de las Naciones Unidas. Transcurre el mes de enero de 1951. El Departamento de Asuntos Económicos publica su primer informe sobre las finanzas de los países miembros. El asunto no tendría mayor relevancia, salvo que entre sus extensos análisis, dedica un capítulo a Venezuela. Entre otras cosas señala:En este país ya se ha efectuado una reforma fiscal bastante extensa, que hace de la estructura de su hacienda pública, pueda compararse con la de los países más avanzados desde el punto de vista económico.
En diciembre del mismo año, el “Chase Nacional Bank” de Nueva York, en su informe “Latinoamerican Bussines Highlights” resalta un hecho inédito en nuestra historia, y tal vez en muchos otros países:
Un programa a gran escala para alentar nuevos tipos de industrias y aumentar la producción agrícola, se está ejecutando. Invirtiendo en proyectos de largo alcance para mejorar las carreteras, los ferrocarriles y los servicios públicos (…) Venezuela gastó el 48% de su presupuesto en 1950 en obras públicas y de desarrollo económico. Este es el porcentaje más alto de cualquier país latinoamericano y probablemente el más alto del mundo.
Hasta entonces las noticias sobre Venezuela habían estado circunscritas al descubrimiento de nuevos yacimientos petroleros, golpes de Estado, y a los cantos monocordes de los exiliados políticos contra los gobernantes, quienes a su vez fueron extrañados por los ahora injustamente expulsados “paladines de las libertades democráticas”. Un relato sin final posible, que nos hace ver como una nación con políticos poco serios.
Para el momento en que los datos fueron recopilados por el sistema de las Naciones Unidas (1949-1950), una Junta Militar presidida por Carlos Delgado Chalbaud dirigía el destino de Venezuela, un gobierno delegado en nombre de las Fuerzas Armadas.
¿Qué ha sido de aquel país que apenas reconocemos en unas noticias que parecen referidas a otras naciones?.
Hacia dónde fue el impulso que haría de nuestra sociedad, un modelo de progreso?.
¿Quién fue este joven comandante que destacó entre los políticos y militares de su tiempo? ¿Cuáles fueron las razones para que fuera tratado por nuestra historia como un capítulo difuso, casi irreal? ¿Cuál fue el alcance de sus ejecutorias como hombre de Estado? ¿Por qué no hemos podido tener un gobernante con parecidas cualidades?
Parte de la historia venezolana es un palimpsesto, contenido de significaciones incapaces de sostener premisas que acrediten su validez, y esto se fundamenta en la distorsionada naturaleza relacional entre las creencias y los hechos con proximidad evidente.
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